Contenido
Cada vez que celebras algo, las Navidades, Noche Vieja, un cumpleaños, un aniversario u otra fiesta entre amigos y familiares, siempre llega el momento de brindar con una copa de cava. Este vino espumoso español tiene una larga historia y, a menudo, se le confunde con su primo francés, el champán, con el que comparte solamente el método de preparación tradicional, conocido como método champañés. Si te has siempre preguntado qué es el cava, cuál es su historia y cuáles son las diferencias con el champán, sigue leyendo y descubrirás los secretos de uno de los vinos españoles más famosos de siempre.
Nace una leyenda: de Penedés al mundo entero
Durante los siglos XV, XVI y XVII se popularizó, en las cortes inglesa y francesa, la consumición de un nuevo vino espumoso procedente de la región de Champaña, en el noroeste de Francia. Fue el monje Dom Pérignon a introducir una serie de cambios en la elaboración que resultarán fundamentales en el desarrollo de la bebida. Los dos investigadores Francesc Gil Borrás y Domènec Soberano presentaron el primer cava en 1868 durante la Exposición Universal de París, aprovechando los estudios de Luis Justo Villanueva sobre el método de elaboración champañés. En 1887 la plaga de la filoxera obligó los productores a introducir una nueva cepa blanca, autóctona, que sustituyeron las variedades negras, dando comienzo a la producción de un cava español con personalidad y características propias.
El cava no es champán
Hay cuatro diferencias principales con el champán. Ante todo, la procedencia geográfica. En segundo lugar, el tipo de uva utilizada. En la elaboración del cava original intervienen tres variedades de uva, Macabeo (que aporta perfume y dulzor), Parellada (aroma, frescor y finura) y Xarel·lo (cuerpo y estructura). Por otro lado, el champán aprovecha uvas chardonnay y pinot noir. La tercera diferencia está en su composición: los cavas son siempre elaborados a partir de vinos de la misma añada, mientras el champán es el resultado de la mezcla de vinos de varias cosechas. En último, para obtener su típico grado de maduración, el cava necesita tiempos más cortos (entre 2 y 4 años), respeto al champán (5 años o más).
Tipos de cava: cuál elegir y cómo servirlo
Hay siete tipos de cava según la cantidad de azúcar que se añade: Brut Nature (hasta 3 gramos por litro), Extra Brut (hasta 6), Brut (hasta 12), Extra Seco (entre 12 y 17), Seco (entre 17 y 32), Semiseco (entre 32 y 50) y Dulce (más de 50). Según el tiempo de crianza tenemos solo tres grupos: Joven (de 9 a 15 meses), Reserva (de 15 a 30 meses), Gran Reserva (más de 30 meses). Además, este vino espumoso es muy versátil y puede acompañar muchos platos. Te aconsejamos un Cava Brut o Extra Brut Joven para aperitivos y entrantes como el marisco. Para las carnes y asados, mejor un Cava Extra Brut o Brut Nature, uno dulce o Semiseco para los postres. Para servirlo ten presente que los vinos más jóvenes necesitan una temperatura entre 6 y 8 grados, los Reserva y Gran Reserva entre 8 y 10. Un consejo pare enfriar tu botella de cava: introduce el vino en un recipiente que contenga mitad de hielo y mitad de agua, media hora antes de abrirlo.
Las mejores añadas
Para poder elegir siempre el mejor cava es suficiente seguir las indicaciones del Consejo Regulador del Cava que, cada año, publica los resultados de las cosechas. Cada añada viene indicada cómo buena, muy buena y excelente, según una serie de parámetros relacionados con la genuinidad y la calidad del producto final. Desde 1980, las mejores añadas de cava han sido las de 1983, 2000, 2006, 2007, 2008 y 2013.
En Sadival tenemos preparadas bastantes cestas y lotes navideños con cavas de las mejores marcas para que puedas elegir un buen detalle de esta navidad sin renunciar a la calidad.