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Un buen vino es imprescindible en los lotes de Navidad. Podemos incluir cavas, jamón y otras piezas de embutido o los dulces navideños más tradicionales, pero el vino no puede fallar en las cestas de Navidad para empresas y familiares. Sin embargo, no podemos añadir uno cualquiera. Tenemos que añadir a las cestas vinos con Denominación de Origen, de la máxima calidad, como se merecen nuestros seres queridos. Uno de los aspectos a tener en cuenta es si regalaremos vinos crianza o reserva, y para decidir hay que conocerlos bien.
Cuándo un vino es crianza o reserva
Según el tiempo de maduración y envejecimiento, los vinos se incluyen en una categoría u otra. Además de estos aspectos, no podemos olvidar las diferencias entre vino tinto, blanco y rosado. Así, para hablar de vinos crianza necesitamos que el vino tinto haya envejecido al menos 24 meses, 6 de ellos en barrica, mientras que los vinos blancos y rosados estarán 18 meses, incluidos 6 en barrica. Además, estas barricas en las que los vinos deben pasar al menos medio año no pueden tener un volumen de capacidad máximo superior a los 330 litros.
Hablamos de un vino tinto gran reserva cuando ha envejecido un mínimo de 36 meses, 12 de ellos en barrica. Cuando el periodo de maduración alcanza los 60 meses, de ellos 12 en barrica, ya podemos hablar de gran reserva. Finalmente, los vinos reserva blancos y rosados habrán pasado al menos 24 meses madurando, incluidos al menos 6 en una barrica. Para alcanzar la categoría de gran reserva, los vinos blancos y rosados deben permanecer un mínimo de 48 días de maduración, los 6 primeros en barrica.
¿Cuánto dura un vino crianza?
Cuando los lotes incluyen vinos, los guardamos en nuestra bodega para ocasiones especiales. Suelen ser vinos buenos y no los consumimos de inmediato. Los tintos de crianza se pueden guardar hasta 10 años, aunque si esperamos más de 5 años para beberlos es posible que notemos como han empezado a perder propiedades. En el caso de los vinos blancos y rosados, los crianza pueden esperar hasta 2 y 7 años. Eso sí, tendremos que conservar bien las botellas para que el vino no se dañe.
Cómo conservar un vino crianza
Para proteger los vinos, independientemente del tiempo que queramos conservarlos, basta con que sigamos seis consejos: colocaremos las botellas en posición horizontal, en un lugar protegido de la luz, con temperatura constante y una humedad del 70 %. El botellero o bodega debe estar asilado del viento y protegido de los malos olores, y no moveremos la botella salvo necesidad. Siguiendo estos simples trucos, nuestros trabajadores, amigos, familiares y todo el que reciba una magnífica cesta podrá disfrutar de un buen vino.